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Salud

¡Esta Mascarilla te Quita 40 años! La magia de la Maicena

Revisemos entonces las propiedades de la maicena y el modo de emplearla para que trabaje para nosotros

Existe gracia en aquellos secretos escondidos detrás de productos sencillos que están en tu alacena. Quizás lo consideras imposible, pero es probable que tuvieras problemas en la piel, o quizás ya se te sobrevinieron las primeras arrugas y deseas mitigar su efecto, y no supieras que la respuesta estaba allí, en tu cocina, escondida a plena vista.

Y es que la maicena tiene propiedades y facultades que muchos no manejan y ¡podrían ayudarnos tanto!

Revisemos entonces las propiedades de la maicena y el modo de emplearla para que trabaje para nosotros:

Maicena

La maicena, maizena o fécula de maíz, no es solo un espesante. Aunque su nivel calórico es alto y no es recomendado para dietas, si deberías saber que no tiene colesterol y es bajo en sodio, por lo que ayuda al sistema circulatorio, incluso si padeces problemas de presión arterial.

También es utilizado por celiacos sin problemas, pues no tiene gluten, a diferencia de otros cereales como la avena o el trigo.

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Otro de sus atributos es que es muy nutritiva; está topada de vitaminas del grupo B, calcio, magnesio, yodo, sodio y potasio.

¿Les extraña entonces que forme parte de tantas recetas? Además de ser económica, su viscosidad es su mayor atributo, por lo que es empleada para espesar salsas, sí, pero también en el mundo de la repostería, aportando esponjosidad, ya que resulta más liviana que la harina de trigo.

Es tan segura que ¡incluso es incluida en los regímenes alimenticios de los bebes!

Ahora, entremos en materia, ¿por qué llevarla al mundo cosmético? La fécula de maíz AMA a nuestro rostro, pues al utilizarla en compañía de una taza de agua y glicerina, se convierte en un gran limpiador de impurezas.

Mascarillas hechas con maicena

La maicena aplicada en pequeñas cantidades también puede controlar la grasa en nuestro rostro; si eres de las que padece de este problema, tan solo aplica pequeñas cantidades del producto antes de colocarte el maquillaje, como si fuera parte de una base muy ligera y de inmediato notarás la diferencia. Funciona igualmente en tu cabello, aplícalo por media hora y al retirarlo tendrás grandes resultados.

La maicena también funciona para irritaciones, quemaduras, para el pie de atleta, para controlar la sudoración excesiva, para aliviar la dermatitis (y no solo la de los bebes), como talco, como limpiadora y hasta para el cuidado de tu mascota, y aun así, NO LO UTILIZABAS.

Sin embargo, aún no llegamos a lo más importante para el día de hoy: SE UTILIZA COMO CREMA REJUVENECEDORA

Cómo pudiste notar, la maicena se utiliza para el control de la humedad. Aplicado en el rostro suele comparársele al Botox, ya que relaja la musculatura del rostro, alisa agraciadamente las arrugas y elimina el exceso de grasa.

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Con el uso de la siguiente mascarilla mantendrás tu rostro sano, hidratado y luminoso, al punto de que otros podrán notar el cambio.

Ingredientes

  • 1 cucharada de fécula de maíz
  • 5 cucharadas de jugo fresco de zanahoria
  • 1 cucharada de crema agria
  • 100 mililitros de agua

Preparación

  • Toma la mitad del agua y disuelve la maicena en ella.
  • Coloca en una olla y llévalo a ebullición. Revuelve hasta que la mezcla quede homogénea
  • Una vez lista apaga la hornilla y espera que enfríe. Al estar lista agrega el resto de los ingredientes y mézclalos bien

Ya tu máscara esta lista; ahora solo debes limpiar tu rostro aplicarla. Aplica por periodos de 20 a 30 minutos de 1 a 3 veces por semana; luego retira con agua tibia y aplica crema hidratante.

NOTA IMPORTANTE

Es recomendable que exfolies la piel antes de aplicar la mascarilla, PERO, recuerda que la piel es diferente en cada caso y el límite de exfoliaciones recomendadas varia.

Para un rostro seco, es recomendable una exfoliación a la semana; para rostros grasos la cantidad aumenta a dos o tres, por lo que podrías realizarlo cada vez que apliques la mascarilla.

Ahora, existen dos casos particulares: si la piel de tu rostro es muy fina, exfóliala una vez cada 15 días, así la protegerás.

En caso de que tu piel sea muy sensible, intenta hacer pequeñas pruebas antes de proceder a la aplicación. Elige una zona que no sea tan visible y si tu piel lo permite, realiza el proceso de exfoliación cada 10 días.

¡Disfruta de tu nuevo rostro!

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